Arquitectura

CASAS INTERNACIONAL 173 - CASAS EN ANDALUCÍA - Editorial Nobuko diseño

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Tras el muro, un Paraíso
“¡Oh, habitantes de al-Andalus, qué felicidad la vuestra 
al tener aguas, sombras, ríos y árboles! 
El Jardín de la Eterna Felicidad no está fuera sino en vuestro territorio;
si yo pudiera elegir, es este lugar el que escogería. 
No creáis que mañana entraréis en el infierno:
¡No se entra después del Paraíso en el averno!” 
Ibn Jafaya (ss. XI-XII)
El peso de la historia en las ciudades y pueblos de Andalucía ha sido un importante de-cantador, no solamente de hechos y acontecimientos, sino sobre todo, de la propia realidad física que ha pervivido y de la que hemos aprehendido. La construcción, la forma y la ma-teria han convivido con las preexistencias generando una continuidad, consentida o no, que nos ha acercado a un presente como resultado de una inteligencia colectiva. Tras importan-tes periodos de ruptura, bien por desarrollismos descabezados o por alienantes fluctuaciones económicas, esta continuidad ha permanecido indemne gracias a importantes ejercicios de reflexión que han configurado un inmejorable presente de la arquitectura de esta tierra.
El uso de la sombra, del agua o los materiales naturales han sido recursos que han permitido al hombre del sur establecer diálogos directos con su entorno más próximo. Estos elementos, el ápeiron de la arquitectura andaluza, han sentado las bases de nuevos marcos conceptuales, actualizándolos y dando paso a una arquitectura contextual, una arquitectura que parte de ideas con profundos procesos de abstracción sin una renuncia al lugar. 
La idea de casa andaluza ha constituido la base ideológica de muchas propuestas sobre casas y espacios domésticos, todas ellas muy dispares y con desarrollos distintos. Sería interesante entender qué es lo que subyace bajo ese constructo de casa andaluza. Posible-mente sea la idealización de espacios en torno a un patio, o paredes perfectamente encaladas definiendo importantes muros, o lugares en penumbra para estar “al fresco”. Esa búsqueda del concepto de casa es la que ha motivado numerosos acercamientos e investigaciones en arquitectura, actualizando discursos y estableciendo nuevos paradigmas. Se podría decir que, proyectualmente, la casa andaluza se ha caracterizado por la perfecta combinación de materiales sencillos junto a una sabia relación con el entorno. 
El patio ha sido y es un elemento arquitectónico primordial en la configuración de la arquitectura andaluza, entendido como lugar de estar o lugar de vecindad. Este elemento, igualmente, se ha definido a partir del muro que permite adueñarse del territorio con una simple cerca, pasando el patio a ser el espacio definido por ella. Estos perímetros perfecta-mente delimitados por altas tapias blancas quedaron bien plasmados en el comentario de Washington Irving sobre un carmen del Albaicín de Granada: “Solo hay muros, pero tras el muro, un Paraíso”. 
Los huecos en las tapias, los accesos nunca inmediatos, la compacidad y densidad de la planta, los espacios intermedios como extensión de los ámbitos de estancia, la incorporación del exterior mediante aperturas controladas o la búsqueda de unos espacios más flexibles que fluidos, han ido definiendo una forma de hacer y pensar la arquitectura. Hablar del concep-to “arquitectura andaluza” sería un discurso relegado a foros decimonónicos, pero hacer re-ferencia a la arquitectura en Andalucía lleva implícita la actualización de todos los conceptos anteriormente mencionados unidos a la abstracción que demanda la contemporaneidad. 
La selección de proyectos recogidos en este número especial de la revista Casas Interna-cional, dedicado a Andalucía, es un fiel reflejo de esta forma contemporánea de entender 
y hacer arquitectura doméstica en el sur de España. Bien es cierto que el número podía haber sido mucho más amplio y recoger más ejemplos, pero lo limitado del medio nos ha obligado a ceñirnos a una extensión concreta. La selección ofrece doce inmejorables obras de arquitectura doméstica desarrolladas en Andalucía por doce equipos, todos ellos de primer nivel. Estos ejemplos son el resultado de importantes procesos de investigación que han per-mitido a sus autores llevar a cabo reflexiones de calado más conceptual sobre la arquitectura doméstica andaluza. 
El lugar queda perfectamente identificado en la Casa del infinito de Alberto Campo Baeza. Un podio estereotómico cose la casa al lugar, evidenciando un horizonte que, si cabe, se hace más horizontal aún al ser subrayado por ella. Si bien es cierto que Andalucía ha sido afortunada con toda la arquitectura desarrollada por el maestro Campo Baeza, no menos lo es que este ejemplo concreto supone un hito excepcional en el uso de los materiales, el agua, la luz… el horizonte infinito. 
Elisa Valero Ramos nos adentra en un mundo de espacios oníricos con la Casa Pedro Ver-de en Granada. Casi como si de un carmen del Albaicín se tratara, un muro sencillo y desnudo aísla del exterior y oculta una casa que se pliega en torno a un patio y una lámina de agua. La vegetación asoma por la tapia, evidenciando la riqueza espacial de su interior. Niveles conecta-dos diagonalmente y perfectamente orientados generan una arquitectura reflexiva y esencial. 
Una casa en un huerto, casi como si de un monasterio se tratara, hace Juan Domingo Santos con la Casa con huerto de cerezos en Granada. En ella se genera una nueva topografía al igual que un nuevo concepto de vivir vinculado a las tareas agrícolas. El proyecto se eleva sobre el suelo, desde donde se tiene una nueva perspectiva acerca del paso del tiempo, refle-jado en el campo que lo rodea. La brillante solución desarrollada incorpora todo el paisaje a la casa y hace de ella un nuevo paisaje. 
Una casa como una extensión del propio terreno es la desarrollada por Tomás García y Javier Moreno con la Casa Cultivo en Granada. En ella, el espacio doméstico se encaja perfectamente en el territorio haciendo que todo, construido y no construido, forme parte de una realidad indivisible. Los espacios interiores de la casa son esenciales y abstractos, subrayándose este aspecto si cabe aún más al enmarcar con las aperturas aspectos muy concretos del exterior. 
El equipo Canales-Lombardero materializa con una perfecta fábrica de ladrillo la com-plejidad de la vida cotidiana en la esencialidad espacial de la Casa Perea-Borobio en Sevilla. Un gran espacio central articula todo el proyecto y es atravesado por la luz de forma excep-cional, haciendo de este núcleo el punto de encuentro de la casa. Casi a modo de nártex, un importante pórtico se asoma al exterior desarrollando un espacio intermedio, un espacio que no será exterior ni interior sino un lugar para estar. 
Las importantes vistas del paisaje jerezano son enmarcadas desde la Casa en Jerez de 
la Frontera (Cádiz) de Francisco Reina. El desnivel del terreno es aprovechado por el arquitecto para establecer con precisión una sucesión de planos que juegan con los espacios intermedios, determinando importantes zonas de sombra. Estas, a modo de deambulatorios y matizadas por las celosías, serán fundamentales en una arquitectura que busca la luz pero que se pliega para filtrarla y tamizarla. 
Casi ingrávida, la Casa Gallarda de José Francisco García-Sánchez establece un podio de cristal, vinculando directamente la casa con el magnífico entorno de Las Negras en Almería. Este podio, en el que se ubica la vida cotidiana del día, busca las mejores vistas del lugar y lo cualifica. Sobre él, un prisma austero, opaco de cal, el lugar para la reflexión, para el descanso. 
Con vistas a Sierra Nevada y rodeada de olivos, la Casa con alberca en Granada de Carmen Moreno es un singular ejemplo de arquitectura doméstica que se asoma al entorno para enmarcarlo. Este proyecto, en el que realmente se insertan dos casas, establece un nivel de hormigón matizado por una importante lámina de agua, la alberca. Sobre él, y con una relación excepcional, dos piezas dialogan abriéndose al paisaje de la sierra granadina. 
En un contexto de arquitecturas especulativas se emerge la Casa de los vientos de José Luis Muñoz, plegándose para ir tapando aquello que no quiere observar y abriéndose a un nuevo horizonte. Para ello, de forma sutil, eleva en un nuevo plano el estar, el pensar, el soñar, y se protege asumiendo la dirección del viento. En un nivel inferior, más unido al terreno, se ubica el descanso como un refugio. Una casa austera en materiales pero rica en espacios. 
El equipo CHS Arquitectos encuentran en Sotogrande un lugar para soñar, una parcela idílica que les permitirá adentrarse en un mundo onírico con la Casa Valenzuela. El volumen recoge exteriormente toda la complejidad propia de la riqueza espacial interior, asumiendo con total libertad la búsqueda de la luz. Acabada en un blanco inmaculado, la casa se rela-ciona con el exterior generando innumerables espacios intermedios, espacios necesarios para la vida en estas latitudes. 
Una geometría limpia y racional es elegida por el equipo jiennense ER Arquitectos para el desarrollo de la Casa Schouten en Marbella. En una ladera, mirando al Mediterráneo, se ubica esta vivienda unifamiliar que se adapta a la topografía para ser recorrida de forma con-tinua. La rigurosidad asumida en planta hace lo propio en sección, llevando la proporción a todos los elementos. La riqueza espacial de ámbitos intermedios en sombra es multiplicada por una certera celosía, ícono de la intervención.
Con un prisma perfecto, apoyado sobre una plataforma, resuelve Alejandro Muñoz la Casa Almagro en Granada. Un basamento denso, de una materialidad pétrea sirve como soporte para una caja blanca, limpia, abierta a unas excepcionales vistas. Un rico mundo de dobles alturas y espacios diagonales dejan entrever, casi insinuando, la vivienda. Texturas traslúcidas a modo de celosías harán del interior un lugar abierto pero privado. 
Todas estas casas y los equipos que las han desarrollado son un magnífico ejemplo de la ex-cepcional arquitectura que se hace en el Sur. Quiero aprovechar estas líneas para agradecer a cada uno de ellos su generosa participación en esta publicación. Hace no mucho tiempo escuchaba, en una visita al Palacio de Carlos V de Granada, que Andalucía tuvo muy buena arquitectura. Permítanme que actualice la cita para decir que Andalucía tuvo y tiene muy buenos arquitectos y aquí se hace muy buena arquitectura. Estas casas son un buen ejemplo de ello. 
Pablo Manuel Millán Millán es Doctor Arquitecto por la Universidad de Sevilla y Asis-tente Honorario en el Departamento de Proyectos Arquitectónicos de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Sevilla. Ha sido profesor e investigador en diferentes universidades entre las que se destaca la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso en Chile y La Sapienza en Roma. Como autor, entre sus proyectos, cabe mencionar la Rehabilitación de las carnicerías reales del siglo XVI en Porcuna (Jaén), la Rehabilitación del conjunto conventual de San Francisco en Estepa (Sevilla) y la Intervención en la Sacristía del Santuario de Nuestra Se-ñora de Regla en Chipiona (Cádiz). Ha publicado el libro Más allá de la imagen en la Colección Textos de Arquitectura y Diseño de Nobuko / Diseño Editorial

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